martes, 28 de abril de 2009

DE LA ÉPOCA DORADA A LA AUTOGESTIÓN.

Disco de Oro fue vaciada, pero sus trabajadores la pusieron a producir .
Por: C.Ricaldoni
Impidieron su cierre y hoy producen tapas para tartas y empanadas sin patrón

Las letras onduladas amarillas, estampadas sobre un disco de fondo es el sello de una de las empresas más reconocidas a nivel nacional en la producción de tapas para empanadas y tartas: Disco de Oro. Creada a mediados de la década del '50 por Daniel Medrano, funcionó en San Andrés, partido de San Martín y llegó a vender 200 mil docenas de empanadas, hasta que fue vendida a Guillermo Ferrón en el año 2000.Con el arribo de la crisis económica y social se inició una etapa lenta de achique de la empresa. “En los últimos nueve años bajaron la calidad de la materia prima y tiraron abajo el producto para beneficiarse económicamente”, explica Jorge Aquino, quien era delegado de los 30 trabajadores que había en aquel entonces y que ahora dispara contra Ferrón, a quien nunca conocieron, y contra Sergio Godoy Del Castillo, el gerente que daba las explicaciones y que terminó asumiendo la totalidad del patrimonio. Durante el 2008, la situación llegó al desastre. La cantidad de trabajadores se redujo a la mitad porque se produjeron despidos y sólo fabricaban por encargos específicos, por lo tanto, había días que no trabajaban. Se les empezó a adeudar parte del sueldo, hasta acumular siete salarios y el aguinaldo.“Nos daba 300 pesos por semana. Por ahí veníamos a trabajar y no había materia prima. Primero le echaba la culpa a la crisis del campo, después decía que los números le daban negativo y nos pedía que lo aguantáramos así”, prosigue Aquino.


“Nosotros tratábamos de mantener la cordura para no quedarnos sin trabajo y como consuelo de tonto pensábamos ‘estamos mal pagos pero tenemos trabajo’”.Así llegaron a enero de este año, cuando Godoy del Castillo les dio los 15 días de vacaciones a todos juntos. Y luego, cuando regresaron, 15 días más. Casualmente, en una de esas tardes en las que estaban “de vacaciones”, uno de los empleados pasó por la puerta de la empresa y vio que el dueño estaba sacando máquinas por el portón. Le avisó al resto y enseguida estaban todos en la vereda, parados entre las máquinas y el camión que esperaba llevárselas. “De acá no sacan nada” le dijeron al patrón. Y así fue. No hubo resistencia, ni trompadas. Godoy del Castillo se fue y ellos se quedaron. “Teníamos mucha bronca, pero una no reacciona en esos momentos” dice Antolina o “Noni” la única mujer entre tantos hombres. Tiene 61 años, jubilada y sigue trabajando.Esa noche, el 2 de febrero, se quedaron a dormir en la planta para cuidar su fuente laboral. Desde ese momento empezaron a juntar información: se enteraron que Godoy del Castillo estaba produciendo a fasón en otras empresas, primero en Tapete y después en La Mocita de Villa Linch y aún sigue vendiendo con la marca Disco de Oro. Se llevó los insumos y se olvidó las deudas de gas, luz, teléfono, aguas, el alquiler a Medrano y las asignaciones sociales, que no aportaba a pesar de hacerles el descuento. Tampoco tenían harina, margarina grasa ni propinato. “Sólo las máquinas y nosotros. Ya ayuda de la gente”, dice Aquino.Como comenzaron a acercarse vecinos y organizaciones sociales de la zona, hicieron un festival y organizaron un fondo de huelga. Mediante la FORA -Federación Obrera Regional Argentina- les llegó una ayuda desde Europa, de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) una unión de sindicatos de la misma corriente anarcosindicalista. Tras pagar todas las deudas y recomponer el motor de una máquina de frío que se les rompió, el 15 de febrero empezaron a producir.Según los trabajadores, Godoy del Castillo -que no respondió a los insistentes llamados de Criticadigital- ofreció pagarles con el valor de las máquinas, pero esto fue rechazado porque la más cara de ellas no cubre la indemnización del trabajador que más antigüedad tiene, Máximo “el Coco” Valdés. Coco entró a Disco de Oro cuando tenía once años, acumula 50 años de antigüedad y hoy, con 61, le quedan cuatro para jubilarse.De los doce trabajadores que estaban al momento del vaciamiento, un encargado, un administrativo y el chofer se fueron con el patrón. Los otros nueve forman parte de la “La Disco de Oro, Cooperativa de Trabajo”.
Decidieron conservar la marca, porque es la que se hizo conocida en casi todo el país y la que elaboraron con su esfuerzo. Para salir al mercado, volvieron a hacer las matrices, las cajas de cartón y consiguieron hacer los envoltorios mediante un canje con otra firma recuperada, Envases del Plata de Quilmes.El problema lo tienen con algunos proveedores y clientes, que no saben de recuperadas pero sí de un empresario que no pagó sus deudas e incumplió con las entregas pactadas, las que deben afrontar. “Ojalá pudiéramos llenar el mercado de nuevo. Sabemos que el producto es muy bueno y que podemos mejorar la calidad”, explica Aquino, elegido presidente de la Cooperativa.Eloy González, otro de los empleados más antiguos, recuerda que muchos lloraron el día que trajeron los insumos y sintetiza una experiencia que habla de la actualidad argentina: “Nos quedamos sin nada y empezamos de cero, todo de nuevo, era una emoción muy grande, era volver a empezar”.Para juntar fondos y comprar materia prima, realizarán un festival este sábado y hasta las 22 dentro del predio de la empresa (en la calle Córdoba e Intendente Alvear, San Andrés). Por supuesto, se venderán empanadas y tartas. Habrá obras de teatro, cine, ballet de folklore, bandas de rock y se realizará un mural.




Nota publicada en el diario Critica de la Argentina.

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